Los moteros en Bogotá volvieron a tomarse las calles. Desde la madrugada, las protestas no han parado y las vías principales están colapsadas. El detonante fue el decreto del alcalde Carlos Fernando Galán, que prohíbe el parrillero y limita la circulación nocturna de motos durante Halloween y el puente festivo.
Esta medida, según Galán, busca “poner orden en una ciudad que se volvió un desorden”, pero para muchos motociclistas, es injusta y estigmatizante.
¿Qué busca realmente Galán con esta decisión?
El mandatario asegura que el objetivo no es castigar, sino proteger la vida. Según cifras oficiales, entre 14 y 16 personas mueren cada fin de semana de Halloween en Bogotá, y la mayoría son motociclistas.
Además, el Distrito argumenta que las motos han sido protagonistas de siniestros, ruido excesivo y congestión. Por eso, se busca controlar el tránsito en horas críticas.
Sin embargo, los moteros en Bogotá no están convencidos. Dicen que no fueron consultados y que la medida afecta su trabajo y sustento diario, especialmente a quienes hacen domicilios o entregas nocturnas.
El otro lado: una ciudad cansada del caos
Para muchos ciudadanos, la medida era necesaria. Las rodadas masivas, los piques ilegales y los bloqueos espontáneos venían afectando la movilidad y la seguridad.
Por eso, aunque las imágenes de bloqueos generan indignación, hay quienes apoyan la decisión del alcalde. Bogotá, dicen, necesita una pausa para respirar.
Aun así, el reto de Galán es grande: poner orden sin desatar una guerra con los moteros.
¿Desorden o falta de diálogo?
El problema, según analistas, no está solo en las motos, sino en la falta de cultura ciudadana y comunicación entre el gobierno y los motociclistas.
Galán insiste en que no se trata de una persecución, sino de una acción preventiva para evitar tragedias y controlar el desorden vial.
Los moteros, por su parte, exigen respeto y un espacio de diálogo real, donde se escuchen sus propuestas antes de imponer restricciones.
Lo que sigue para los moteros en Bogotá
Las tensiones podrían continuar si el Distrito no presenta alternativas claras. Mientras tanto, la Policía refuerza controles y advierte que habrá multas e inmovilizaciones para quienes incumplan la norma.
La administración espera que las cifras de siniestros bajen y que Bogotá empiece a recuperar el orden perdido.
Pero la pregunta sigue en el aire: ¿logrará Galán equilibrar seguridad, movilidad y justicia para los moteros en Bogotá?
Qué opinas de esta medida? ¿Crees que Galán tiene razón o que se está pasando de la raya?
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La medida de Galán busca reducir los accidentes y recuperar el orden en Bogotá, pero también evidencia la falta de diálogo con los motociclistas. Las protestas reflejan una ciudad dividida entre la necesidad de seguridad y el derecho al trabajo.








