En el cierre de este 2024, la Gobernación de Cundinamarca ha trabajado intensamente para reducir los quemados por pólvora en Cundinamarca. Según el más reciente reporte de la Secretaría de Salud, se logró una disminución del 17,1% en comparación con 2023, mientras que a nivel nacional hubo un incremento del 2,4%. Sin embargo, las autoridades insisten en que la lucha no termina aquí.
Del total de 31 casos registrados en Cundinamarca, ocho corresponden a menores de edad, reflejando la vulnerabilidad de los niños frente a este problema. Las localidades con mayores afectaciones son Soacha (6 casos), seguida de Zipaquirá (3), Madrid (3) y Pacho (3). En municipios como Suesca (2) y otras localidades como Chocontá, Gachancipá y Cajicá se reportaron un caso cada una.
La combinación de alcohol y pólvora: una mezcla fatal
Otro aspecto alarmante es la relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y los accidentes con pólvora. Este año, 18 casos estuvieron relacionados con el consumo de licor, lo que representa una disminución frente a los 24 casos registrados en 2023. Aun así, el problema persiste.
En total, 24 personas manipulaban pólvora al momento de sus lesiones, mientras que seis eran simples observadores. Además, las principales afectaciones ocurrieron en espacios públicos y viviendas.
Las cifras nacionales no son alentadoras
El uso de pólvora en Cundinamarca ha dejado 659 personas lesionadas en el país, según el Instituto Nacional de Salud (INS). Bogotá lidera con 92 casos, seguido de Antioquia con 91. En el caso de menores de edad, 228 niños han sido quemados, un aumento del 5,6% frente al año pasado.
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Un llamado urgente a la prevención y cuidado en estas fiestas
A pesar de los esfuerzos, la necesidad de crear conciencia sigue siendo vital. Las autoridades invitan a la comunidad a evitar el uso de pólvora, proteger a los menores y reportar la venta ilegal. La pólvora no es un juego, y cada incidente representa una tragedia que puede evitarse.
Cundinamarca sigue marcando la pauta, pero el objetivo es claro: llegar a cero casos en la próxima temporada decembrina. La clave está en la responsabilidad individual y la vigilancia comunitaria.