En muchas veredas de Cundinamarca, abrir una llave y que salga agua es todavía un lujo. Miles de familias campesinas cocinan, se bañan y beben con agua que no ha pasado por ningún proceso de purificación o potabilización. Esto pone en riesgo su salud, su bienestar… y su futuro. Por eso, con el nuevo programa las veredas recibirán agua potable y miles de familias se benefician.
Aunque parezca increíble, aún hay lugares donde el agua llega en burro o en baldes. Los niños caminan kilómetros para buscarla. Las mujeres madrugan a cargarla. Y todo porque no hay infraestructura ni apoyo técnico suficiente en el campo.
Un problema que afecta a miles de familias campesinas
Esta realidad ha sido ignorada durante años. La falta de agua potable ha frenado el desarrollo rural. Y ha mantenido a muchas comunidades en el olvido.
Sin agua, no hay salud, ni producción agrícola, ni escuelas funcionando bien. Es un problema que reproduce la pobreza y aleja la esperanza. Pero algo está empezando a cambiar.
La Gobernación toma acción: llega Agua a la Vereda 3.0
La Gobernación de Cundinamarca decidió actuar con fuerza. Con el programa Agua a la Vereda 3.0, se firmaron 400 convenios con acueductos rurales. Un paso histórico para llevar agua potable a más de 100 municipios campesinos.
Este plan incluye mejoras técnicas, formación legal y financiera y educación ambiental. Hasta ahora, 25.870 personas han sido capacitadas para cuidar el agua y darle valor. Todo esto con una inversión de $40.000 millones entre 2024 y 2025.
Agua limpia, vida digna: una solución que ya se siente
Gracias a este programa, ya se ha incrementado la cobertura rural entre el 1.3 y el 1.5%. Cundinamarca se convirtió en el departamento líder en calidad de agua en el campo. Y eso no es una cifra más: es más salud, más oportunidades y menos pobreza.
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“El agua dignifica la vida campesina”, dijo el gobernador Jorge Rey. Y lo está demostrando con hechos y resultados. Porque donde hay agua limpia, hay esperanza.
Cundinamarca demuestra que sí se puede
Lo que antes era abandono, hoy es acción concreta. Con Agua a la Vereda 3.0, se están cerrando brechas históricas. Y se está construyendo un futuro más justo y sostenible para el campo.
Este no es solo un proyecto, es una transformación social real. Un ejemplo de cómo gobernar con propósito. Y de cómo las veredas que recibirán agua potable pueden cambiarlo todo.