Eliminando la intermediación para que le paguen al campesino lo que se merece. La idea es trabajar de manera articulada con la Alcaldía de Bogotá y con la Agencia Comercial de Cundinamarca, con el fin de acercar a los compradores y disminuir la intermediación.
En cuanto a los temas urbanos, es fundamental avanzar con la adjudicación y el inicio de la obra del Regiotram de occidente, así como terminar los estudios y diseños del Tren del Norte, financiándolo de la mano con Bogotá y Zipaquirá.
Se construirán la fase 2 y 3 de Transmilenio, las cuales quedan adjudicadas en 20 días, y se buscará poner en marcha la fase 4, para conectar la Ciudad de Cali con Ciudad Verde, en Soacha, y beneficiaría a 200.000 habitantes. También urge ampliar la Calle 13, lo cual ya se habló con la alcaldesa y está de acuerdo en que debe hacerse, y crear un vía paralela a la 13, que conecte con las Américas.
También se materializará el intercambiador de Bosa para aliviar en 45 minutos el trancón de Soacha, y se buscará un mecanismo para descongestionar la vía a La Calera.
Es fundamental seguir con el trabajo en conjunto con las juntas de acción comunal. El de Rey fue un gobierno que invirtió en acueductos veredales e impulsó la nueva red hospitalaria.
Zipaquirá abrirá sus puertas en diciembre como hospital de alta complejidad, y nuestro compromiso es crear otro hospital similar en Girardot o Fusagasugá.
Por otra parte, continuaremos con el Fondo de Educación Superior, el cual le da beca a estudiantes de Cundinamarca, al igual que con el Fondo de Emprendimiento, aumentando sus recursos para tener más jóvenes creando sus propios negocios.
Continuaremos con las megaobras que están adjudicadas, Regiotram de occidente y las fases de Transmilenio.
Queremos seguir siendo un ejemplo de construir sobre lo construido, lo cual no se ve mucho en el país. También queremos mantener al departamento como el primero en cifras de saneamiento básico y acueductos veredales.
Se debe acreditar la Universidad, dándole los recursos necesarios para que sea competitiva.
Los directivos de la Universidad deben firmar unos acuerdos en materia de transparencia en el manejo de los recursos públicos.
Existe la voluntad de asignarle recursos para becas y convenios, programas y acreditaciones.
Con la alcaldesa compartimos la visión de fijar reglas para crecer de manera ordenada. Bogotá necesita suelo, y Cundinamarca agua, así que tenemos que articular ese crecimiento.
En vivienda, movilidad, agua, ambiente y seguridad debemos funcionar como región metropolitana. Se debe constituir una autoridad de servicios públicos en la región metropolitana.
Debemos ponernos de acuerdo en el modelo. No podemos evitar que los municipios crezcan, pero sí debemos evitar que lo hagan mal.
Abarca a Bogotá y otros 23 municipios. Hay un punto que a la alcaldesa le ha gustado, y es pensar en Bogotá y Cundinamarca como una unidad. Cundinamarca le da el 75 por ciento de los alimentos a Bogotá.
Así que el departamento necesita que la ciudad ofrezca un pago justo para los campesinos, eliminando la intermediación y gestionando con los grandes compradores de la ciudad para que le compren a los pequeños productores de Cundinamarca.
Hay que hacer planes con la ciudad en temas como el abastecimiento de agua y, principalmente, el manejo de las aguas residuales. Ese es el principal problema de Girardot.
Es un tema que hay tratar con la presidencia. Ese tramo ha impedido que esa sea la mejor vía del departamento, a pesar de serlo hasta villeta. Ese cuello de botella hay que solucionarlo pronto, pero hay un tema social relacionado con la instalación del peaje a la altura del Alto del Trigo que lleva muchos años sin resolverse.
A través de la creación de la Agencia Comercial de Cundinamarca, acercando al gran comprador con el pequeño productor. En La Mesa o Anapoima los campesinos reciben entre cinco o seis mil pesos por una caja de mango en su finca.
Esa misma se revende en Bogotá a 40.000 pesos. Hay gente que compra a la salida de El Trapiche, un kilo de panela a 1.500 pesos, y en Bogotá lo venden en 6.500 o 7.000 pesos.
Bogotá nos tiene que ayudar a generar más equidad para que se evidencie la verdadera paz territorial, en donde el campesino venda sus productos de manera justa.
Con la Agencia, el gobierno será el intermediario que acerque al campesino para que la plata le llegue y sienta que en el territorio lo tratan justamente. Además, hay que motivar a los jóvenes a quedarse en el campo.
Si seguimos pagándole mal a los campesinos, las nuevas generaciones van a preferir regalarse por un mínimo en las ciudades.
El modelo de ciudad región tiene que fortalecernos en el ámbito ambiental. Está la meta de reforestar con la siembra de un millón de árboles. También queremos continuar las obras de las PTAR, que nos permiten la mayor descontaminación del río Bogotá, de la mano del apoyo de los municipios en el pago de servicios ambientales.
Necesitamos evolucionar en medios alternativos de transporte con tecnologías limpias, como es el caso del Regiotram de occidente, que será eléctrico, y trabajar siempre de la mano con quien sea el próximo director de la CAR.
La realinderación está hecha en la provincia de Almeidas, en donde está Chocontá. Hay que hacer unos estudios técnicos para demostrar quién tiene la razón.
Los campesinos aseguran que el lindero no está bien hecho, y que afecta un territorio que no debería estar alinderado, afectándolos porque no se puede cultivar ahí.
Si tienen razón, iremos ante la autoridad ambiental para pedir que realinderen la zona. Si no la tienen, trabajaremos con ellos el pago de servicios ambientales o la reubicación de su actividad económica agrícola en donde sí sea permitido.
Desde que terminaron las elecciones hemos tenido tres reuniones. Avanzamos en temas de movilidad entre Bogotá y Cundinamarca.
La alcaldesa está de acuerdo con el Regiotram de occidente, el Tren del Norte y las vías alternativas de acceso a la ciudad.
También acordamos que hay que revisar la 63 en dirección a Funza, realizar una vía alterna a La Calera, el intercambiador en Soacha en la Roberto Mejía para descongestionar la ciudad y ampliar la Calle 13.
Hemos hablado de temas ambientales en los que avanzaremos con el nuevo director de la CAR. Con él hablaremos sobre cómo operar desde el acueducto de Bogotá para beneficiar a los municipios de la región sin afectar su autonomía.
Nos queda la agenda de seguridad y hablar sobre cómo ayudar a los campesinos que están lejos de la capital para que les paguen lo que le dan actualmente al intermediario. La voluntad está, y la actitud es inmejorable.
Los bogotanos eligieron una propuesta que quiere unir a la ciudad con el departamento a partir de trenes y vías nuevas. A Peñalosa no le interesaba el Tren del Norte ni el Regiotram.
Cuando no hay acuerdo, es difícil que fluyan los proyectos. Ella está de acuerdo con estos medios de transporte alternativos, y eso nos permite articular un trabajo en equipo.
Con todos los municipios conurbados con Bogotá, como Chía y Mosquera, pasa algo similar que el caso de Soacha.
En lo particular, la seguridad es uno de los puntos a tratar en Soacha. Por ejemplo, toda la droga que ingresa a Bogotá lo hace desde algún municipio de Cundinamarca.
Hay que trabajar en operativos conjuntos para que los delincuentes no queden libres a las dos horas. Tendremos que desmantelar las bandas y judicializar, tener la Fiscalía 24 horas y tener un protocolo contra las nuevas modalidades para delinquir.
Todo lo que pasa en Bogotá replica en su entorno, así que la solución debe ser coordinada. Para Soacha necesitamos recursos que la gobernación y la alcaldía no tienen, por lo que necesitamos apoyo del gobierno.
Fuente: Semana.