La salud mental en los jóvenes colombianos está en alerta roja. Cada vez más adolescentes y universitarios enfrentan ansiedad, depresión y estrés extremo, sin recibir la atención necesaria.
Según el Ministerio de Salud, más del 66 % de los colombianos ha tenido algún problema emocional, pero en los jóvenes el panorama es aún más grave.
Además, la salud mental en los jóvenes colombianos no solo afecta su bienestar, sino su futuro académico y laboral. Por eso, entender este fenómeno es clave para actuar a tiempo.
Cifras que preocupan: una generación bajo presión
- El 75 % de las mujeres jóvenes entre 18 y 24 años ha enfrentado algún problema de salud mental.
- Los intentos de suicidio aumentaron un 25 % entre 2021 y 2022, según el Instituto Nacional de Salud.
- Solo hay 2,5 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, una cifra muy por debajo del estándar de la OMS. Estos datos muestran una crisis silenciosa, potenciada por la soledad, la presión social y la incertidumbre económica que viven los jóvenes.
Entre redes sociales, estrés y miedo al fracaso
Los jóvenes hoy viven conectados, pero más solos que nunca. Las redes sociales comparan, presionan y moldean una idea de éxito imposible. A esto se suma la falta de empleo, el costo de la educación y los problemas familiares.
Sin embargo, muchos no buscan ayuda por miedo a ser juzgados o por falta de acceso a atención psicológica gratuita. El estigma sigue siendo uno de los mayores enemigos del bienestar emocional.
Romper el silencio: el papel de las escuelas y las familias
Hablar de emociones no es debilidad, es prevención. Los colegios y universidades pueden ser aliados clave para detectar señales tempranas y acompañar a los jóvenes. Por eso, el nuevo enfoque del Ministerio de Salud busca integrar la salud mental en la atención primaria.
Además, las familias deben aprender a escuchar sin juzgar, creando espacios seguros donde los jóvenes puedan expresarse libremente.
Lo que necesitamos cambiar como sociedad
La salud mental en los jóvenes colombianos requiere más que discursos: necesita inversión, empatía y educación emocional. Fortalecer los programas comunitarios, promover la telepsicología y formar docentes como primeros orientadores emocionales son pasos urgentes.
También es fundamental derribar los prejuicios que aún existen.
Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de valentía y amor propio.
Cuidar la mente es tan importante como cuidar el cuerpo. Hablar de salud mental no debería ser un tabú, sino un acto de humanidad. Comparte este artículo y ayúdanos a visibilizar esta realidad.
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