En Bogotá, el senador Miguel Uribe Turbay fue víctima de un atentado brutal. Le dispararon dos veces en la cabeza y una en la pierna. Quedó en estado crítico y pronóstico reservado. Fue operado de urgencia en la Fundación Santa Fe. Le hicieron cirugía neuroquirúrgica y vascular. Hoy, la gran pregunta de los colombianos es, realmente hay posibilidades de que ¿Miguel Uribe se salva?. Sigue en UCI bajo monitoreo neurológico estricto.
Ya pasó más de una semana —más de 72 horas críticas—Los médicos dicen hay indicios de mejoría neurológica. El edema cerebral ha bajado y su presión está estable.
¿Por qué eso es bueno?
Porque después de recibir balazos en la cabeza, solo hay esperanza si empieza a responder. Y Miguel ya dio señales de vida lento pero constante.
¿Y el joven que le disparó?
Es un menor de 14‑15 años, capturado con herida en el pie. Dice que lo hizo “por plata, por mi familia” y no aceptó los cargos.
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Está con internamiento preventivo en un centro para menores. Podría ser testigo protegido y hasta cambiar identidad. Eso encendió el debate: ¿protección al agresor en vez de justicia al senador? La Fiscalía no ha presentado “principio de oportunidad” todavía. Y la defensa de Uribe exige que el menor colabore para encontrar a los que lo mandaron asesinar. Se investiga si hubo una red de sicarios detrás.
En redes la gente está dividida. Unos dicen que Miguel es un guerrero, otros piden más seguridad y justicia. Y un grupo clama por fortalecer leyes para menores vinculados al crimen.
Políticos del uribismo convocan marchas. Piden que el Estado no minimice este ataque y que se trate como un intento de magnicidio. La ONU, EE.UU. y la sociedad piden investigación seria.
Hoy miles de personas reaccionan al caso y se cuestionan si Miguel Uribe se salva. Muchos piden justicia y mano firme contra la impunidad. Otros exigen proteger a los líderes políticos en campaña.