Para entender la magnitud de este suceso, es vital recordar episodios similares en la historia reciente: estos han sido los precandidatos y candidatos presidenciales asesinados en Colombia. Hace muchos años, que el país y cientos de jóvenes, no vivían un suceso tan triste y tenebroso como el que se está viviendo en el 2025, vuelve el miedo, el terrorismo y las balas. Está es la historia que se repite.
- Luis Carlos Galán (1989)
- Favorito en la contienda 1990. Fue abatido con cinco disparos en Soacha por sicarios vinculados a Pablo Escobar, el cartel de Medellín y sectores corruptos del DAS. El crimen desencadenó una crisis política.
- Bernardo Jaramillo Ossa (1990)
- Candidato por la UP, fue asesinado en pleno Aeropuerto El Dorado. La campaña contra la UP incluyó miles de muertos y desaparecidos, incluyendo líderes, congresistas y alcaldes.
- Carlos Pizarro Leongómez (1990)
- Exlíder del M-19 y precandidato del partido M-19, asesinado dentro de un vuelo comercial a Barranquilla. Su muerte ocurrió apenas cuatro semanas después de Jaramillo.
- Álvaro Gómez Hurtado (1995)
- Tres veces aspirante presidencial, asesinado en Bogotá. Aunque las FARC se atribuyeron el crimen, aún subsisten dudas sobre la implicación de elementos estatales.
Otros casos incluyen a Jaime Pardo Leal (1987), Manuel Cepeda Vargas (1994), y numerosos líderes políticos y sociales en el contexto del exterminio de la UP, donde asesinaron a más de 4.600 personas.
Comparación con la violencia de los 90: el escenario político se repite
- Paralelismos fuertes: Equivalencia temporal—en los años 90, tres aspirantes fueron asesinados en menos de un año (1989‑1990), hoy un precandidato sufre un atentado con implicaciones políticas profundas.
- Actores presentes: En los 90, narcotráfico, paramilitares y grupos estatales conspiraron contra líderes. El caso Uribe Turbay muestra que la violencia política sigue siendo un riesgo en pleno siglo XXI, aunque con agresores jóvenes.
- Impacto institucional: Los magnicidios de los 90 generaron crisis constitucionales, cambios en sistema de espionaje y seguridad. Hoy, el atentado despierta miedo en torno a las próximas elecciones de 2026 y cuestiona el grado de protección para figuras públicas. Este episodio revela que la cultura del miedo sigue vigente, en un contexto político polarizado, donde la excesiva presencia de amenazas limita campañas abiertas y el libre ejercicio democrático.
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Panorama actual: ¿Colombia en retroceso político?
- Debilitamiento de la democracia
- El atentado a Uribe Turbay no es un hecho aislado: socava la confianza en la seguridad política. La repetición de estos episodios frenan la participación y limitan el debate público.
- Sociedad paralizada
- Candidatos y ciudadanos ahora deben preguntarse: ¿está permitido el libre ejercicio de un aspirante? ¿hasta cuándo Colombia vivirá condicionada por la violencia política?
- Exigencia de protección
- Se necesita una reforma urgente en los protocolos de seguridad. No basta con condenas; se requieren mecanismos activos garantistas y prevención efectiva.
- Herida histórica sin sanar
- La comparación con los años 90 revela que el país no ha logrado alejarse del patrón asesino. Mientras no haya justicia plena y memoria histórica, el ciclo de violencia política podría continuar.
- El atentado a Miguel Uribe Turbay, con raíces familiares trágicas —su madre fue asesinada por el cartel de Pablo Escobar—, no solo es un ataque individual. Es un símbolo de las deudas de Colombia con su democracia. Si la historia sangrienta de los 90 se repite hoy con un mismo patrón de violencia política, el país no avanza: queda estancado en un círculo de miedo, impunidad y polarización. Sin medidas estructurales que aseguren campañas seguras y una justicia efectiva, cada elección será una amenaza. Y si la política sigue siendo un riesgo para la vida, ¿qué garantía tienen los colombianos de elegir libremente su futuro?.
- La historia de los candidatos presidenciales asesinados en Colombia, hasta hace algunos días se creía estar en el pasado, pero hoy, con lo que le ha pasado al senador Miguel Uribe, vuelve el miedo para desestabilizar a la gente a un caos, previo a las elecciones. ¿Hasta cuándo?.