La inteligencia artificial en salud mental ya no es cosa del futuro. Hoy está transformando la forma en que miles de personas buscan apoyo emocional. Especialmente en Colombia, donde muchos no pueden pagar una terapia tradicional.
La Secretaría Distrital de Salud confirmó un aumento del 41% en búsquedas de apoyo psicológico en línea. Desde la pandemia, la necesidad de ayuda emocional ha crecido de manera alarmante.
Muchas personas no saben cómo pedir ayuda. Otras temen ser juzgadas, ignoradas o no tomadas en serio. Ahí es donde entra la inteligencia artificial en salud mental, como una opción accesible.
Asistentes virtuales, chatbots y plataformas automatizadas ya están en uso. Estas herramientas ofrecen compañía, orientación y seguimiento emocional. Todo sin importar la hora ni el lugar.
El crecimiento global es impresionante. Según Mordor Intelligence, este mercado alcanzó los 7.09 mil millones de dólares en 2024. Y se proyecta que supere los 15.42 mil millones para 2029.
En Colombia, la IA está comenzando a llenar vacíos urgentes. Ayuda a quienes no tienen acceso fácil a psicólogos o clínicas especializadas. Y lo hace de forma rápida, segura y privada.
¿Cómo funciona esta nueva tecnología?
Herramientas como ChatGPT ya se usan para orientar a usuarios. Y plataformas como NOA Notes de Doctoralia están diseñadas para el sector salud. Ambas ofrecen una primera guía, ideal para quienes no saben por dónde empezar.
Estas soluciones pueden detectar síntomas, sugerir ayuda profesional y dar seguimiento. Todo esto sin reemplazar al psicólogo, sino como una forma de acompañamiento inicial. Especialmente útil en momentos de ansiedad, tristeza o crisis emocional.
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Según Doctoralia, NOA Notes no reemplaza al terapeuta humano. Solo libera al profesional de tareas repetitivas como tomar notas o agendar citas. Así, el especialista se concentra más en el paciente y menos en lo administrativo.
¿Aliado o riesgo para la salud mental la IA?
La inteligencia artificial en salud mental también plantea desafíos. Por ejemplo, si se usa sin supervisión, puede malinterpretar situaciones críticas. Y eso pondría en riesgo a personas vulnerables.
Las máquinas no sienten. No entienden silencios ni miradas. Eso las aleja de la empatía genuina que da la conexión humana.
Sin embargo, en un país con tantas barreras para acceder a salud emocional, la IA ofrece una puerta de entrada valiosa y necesaria. Y podría marcar la diferencia entre el abandono y la atención.
En conclusión, la inteligencia artificial en salud mental llegó para quedarse. No reemplaza a un psicólogo, pero sí puede ser el primer paso hacia el bienestar emocional. Y lo mejor: está disponible para miles, sin importar el bolsillo o la distancia.